¿Qué le digo?
Parece una pregunta estúpida. Pero es incontable la cantidad de hombres que se esconden detrás de una pregunta como esta para no tener que hablarle a la preciosa mujer que les pasa por al frente a diario.
Estoy seguro, de que si en mis inicios me hubiese dado cuenta de que el superar esa pequeñísima barrera me hubiese hecho avanzar infinitamente más rápido, hubiese tenido los resultados de los que ahora disfruto…
¡Muchísimo antes!
(Me costó más de 6 años de ensayo y error, incontables rechazos, leer información de más de 500 autores expertos en el tema y poner mis manos en más de 1233 publicaciones médicas)
Lo más probable, es que al superar esta pequeñísima barrera del “¿Qué le digo?” Me hubiese ahorrado una infinidad de dolores de cabeza.
Y el número de mujeres, aventuras, interacciones, experiencias, que experimenté en mis primeros años de investigación sobre estos secretos hubiese sido infinitamente superior.
Mi misión personal es que TÚ tengas un número infinitamente superior de mujeres, aventuras, interacciones y experiencias con el sexo femenino.
Por la simple y sencilla razón, de que…
“Por supuesto que vale la pena”
Hoy vamos a saltar este pequeñísimo bloque que se interpone en nuestro camino. Hoy, vamos a tomar la vía rápida.
Las primeras palabras en la interacción con una mujer son quizá las más importantes. Quizá por eso el famoso decir…
“No existe segunda oportunidad para crear una primera impresión”
Las primeras palabras que utilizas dan la pauta al tipo de interacción que van a tener. Son las que rompen el hielo.
Son las primeras palabras las que marcan la diferencia. Y las que determinan si te babeas del deseo por una completa desconocida sin hacer absolutamente nada…
O si minutos después tienes sexo con ella en un hotel, cuatro calles cerca de tu casa.
Lo curioso es, que…
La respuesta es muchísimo más sencilla de lo que te imaginas
Pero generalmente, es una respuesta muy difícil de imaginar.
Si quieres ser realmente exitoso con las mujeres, lo primero que debes hacer, es conocer los fundamentos. Y entender que no son las palabras que utilices lo que importa. Sino lo que comunicas con ellas.
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