Un viaje de mil kilómetros comienza con el primer paso.
No tiene sentido utilizar en manera discontinua y dispersa las diferentes técnicas que hemos desarrollado a lo largo de los capítulos anteriores.
Para crear nuestro campo coherente de pensamientos, es imprescindible que planifiquemos un programa diario de trabajo.
Obviamente, la base de dicho programa serán las afirmaciones o decretos y las visualizaciones.
Pero, además, debemos sumarle otras prácticas y técnicas que puedan ajustarse de manera adecuada a nuestras actividades y obligaciones laborales.
Si le echamos un vistazo al conjunto de métodos, podemos apreciar que algunas de estas técnicas son muy rápidas -como el swish o la técnica de la estrella-, por sus características son ideales para complementar las técnicas tradicionales. También hemos visto técnicas que requieren de varios elementos para poder ser llevadas adelante. Tal es el caso del mapa de objetivos y de la piedra de gratitud. Por último, hay algunos métodos que nos pueden llevar bastante tiempo para su realización como, por ejemplo, la técnica de las 100 afirmaciones.
Es por esto que decíamos que depende de los tiempos y tendencias personales la creación de nuestro programa diario.
Ejemplo concreto de un programa
- Selecciona con claridad las metas y objetivos a alcanzar.
- Reflexiona si es posible que tengas bloqueos para la obtención de tus metas.
- Si has detectado áreas estancadas, entonces es más que conveniente que agregues a tu programa las técnicas especializadas en remover los bloqueos emocionales y psicológicos.
- Busca o escribe por ti mismo las afirmaciones adecuadas a tus objetivos.
- Prueba si los decretos no son más adecuados para tu programa. Si es así, transforma las afirmaciones en decretos.
- Debes dedicar un tiempo a la visualización. Esto significa un mínimo de 15 minutos, por lo menos, una vez al día. Aunque lo ideal serían tres periodos de 15 a 20 minutos.
- Determina si te sientes a gusto con la visualización creativa o la simbólica. Selecciona, en consecuencia, los ejercicios mentales de los capítulos correspondientes.
- Relee el capítulo sobre los siete principios del mentalismo. Ajusta tu estilo de vida de acuerdo a ellos y en función de las metas que te has propuesto.
- Finalmente, elige con detenimiento otras técnicas para complementar tu programa de prácticas diarias. Tal como ya lo expresamos, busca las técnicas rápidas o las que requieran elementos materiales para completar tu conjunto de prácticas.
- Al finalizar cada día evalúa si has podido cumplir con el programa. Si no es así, describe someramente las razones en tu carpeta de trabajo.
- Al terminar cada semana realiza los ajustes necesarios, ya sea recortando o agregando técnicas en función de tus tiempos y actividades.
También es importante chequear si efectivamente te estás moviendo en dirección a tus objetivos.
- Si detectas algún obstáculo interior, selecciona la técnica más adecuada para removerlo, del capítulo correspondiente. Es fundamental no autoengañarse, ya que estás aplicando métodos precisos. Si algo no funciona debes corregirlo y mejorar.
- El proceso de gratitud debe estar integrado a tus prácticas, ya que funciona como un poderoso acelerador de la Ley de Atracción.
Lo anterior es, simplemente, un esbozo de cómo deberías estructurar tu programa diario.
Permítete ser creativo y divertirte en la planificación del mismo. De ninguna manera estamos buscando que la aplicación de la Ley de Atracción se vuelva algo aburrido y sacrificado de llevar adelante. Todo lo contrario, cuanto más disfrutes de la puesta en práctica de tu programa, más velozmente llegarán las transformaciones a tu vida.
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