Esto es un post invitado de Luis Tejedor
¡Saludos mandangueros, amiga o amigo!
Este es un artículo complementario al de Ángel para mejorar tu comunicación con tus padres ante una decisión que puede implicar un cambio de vida difícil de explicar.
Si el artículo se centraba en la legitimidad de tu decisión respecto a tus progenitores, éste, ante el previsible conflicto, va intentar inspirarte en el “cómo” comunicar esa decisión y gestionar la temida conversación. Un “cómo” multifuncional y que también te resultará eficaz para otras situaciones y personas.
Has decidido que “ya está bien de lo que hay” y tienes claro “lo que quieres que haya”, pero sabes la que te espera. Intuyes que tus padres no te lo van a poner fácil. No se lo imaginan, no han reaccionado bien cuando lo has insinuado o no te ves preparado para enfrentarte a semejante conflicto.
También es posible que la comunicación con ellos esté muy viciada. Tanto, que incluso te resulte violento enfrentarte a ellos durante media hora mirándoles a los ojos escuchando sus gritos o desprecios.
En definitiva, puede que no te sientas libre para decidir sobre tu vida por culpa de cómo esa decisión va a afectar a tu relación con ellos. Pero te diré algo: dotarse y saberse con recursos va a hacer que te sientas más libre. Lo racional está íntimamente relacionado con lo emocional.
Quién soy
Mi nombre es Luis Tejedor “Egoland” y te diré algo por si te interesa:
- 14 años – Colegio de curas. Tuve que explicar que me dejaba el pelo por el culo.
- 16 años – 3º de BUP. Tuve que explicar en casa me iba a compartir piso con músicos y que, para grabar maquetas, me ponía a trabajar.
- 20 años – Cuando ya grababa maquetas y hacía conciertos, tuve que explicar a mi banda que me subía a un barco como pianista para recorrer el mundo.
- 22 años – Tuve que explicarle al capitán del barco (que sólo hablaba en búlgaro) y a su bigote que lo abandonaba para dedicarme a estudiar piano en el conservatorio mientras pagaba mis facturas cantando en bodas.
- 23 años – Tuve que explicarles a mis padres que me compraba un piso asumiendo una hipoteca sin unos ingresos fijos (por aquél entonces los bancos daban créditos hasta a los cangrejos).
- 30 años – Tuve que explicarle a la gente de mi alrededor que me dedicaba a dar clases de seducción.
- 33 años – Cuando internacionalmente se me llamaba “leyenda viva de la seducción”, tuve que explicar a ese mundo que quería estudiar psicología para dignificar lo que hacía y hacerlo serio para ambos sexos, sin fórmulas mágicas y ni estereotipos masculinos. Defender mi seducción desde la verdad y la honestidad, y apoyado en lo que ahora soy…
- 2016 – Psicólogo, sexólogo, escritor y director de mi propio proyecto, Egoland Seducción, con el que me gano muy bien la vida y soy más feliz que una perdiz.
Vamos, que seguramente estés ante una de las personas que más explicaciones ha tenido que dar durante toda su vida a los suyos, ya que jamás he hecho lo que el resto del mundo consideraba “aceptable” y aun así siempre me ha ido bien.
¿Y sabes cuál ha sido la clave de mi éxito?
Seducirme primero a mí mismo y luego a los demás con mis mensajes y propuestas.
Explicar tu decisión de cambio a tus padres puede ser un mero suministro de información que les encaje o no (en cuyo caso habría un desencuentro), o puede convertirse en un proceso de seducción y negociación en el que ambos quedéis satisfechos. Y créeme: la segunda opción es mucho mejor para ambas partes.
Así que prepárate, porque te voy a enseñar todo lo que necesitas saber para seducir a tu interlocutor con tu nuevo proyecto.
Las 3 competencias de la seducción
Los 3 pilares en los que baso mi forma de enseñar mi seducción son lo que yo denomino “las 3 C’s”:
- Carisma. La capacidad de atraer a los demás de forma involuntaria proyectando tus rasgos genuinos. Los ingredientes de tu carisma incluyen tu personalidad, creencias, gestos, actitudes y palabras, pero también tus habilidades, cambios y decisiones.
- Conmover. La capacidad de tocar la fibra sensible, de llegar a las emociones e incluso de excitar.
- Convencer. No siempre todo el mundo acepta o entiende tus propuestas al mismo ritmo, y es por ello que tenemos que dominar la argumentación, persuasión y negociación para ser convincentes.
¿Y qué tiene que ver todo esto con tu cambio de vida?
Muy sencillo.
Si quieres que tu decisión resulte atractiva y “seduzca” a tus padres, debe estar basada en esas tres C’s que te acabo de explicar. Y para ello tu decisión debe ser…
- Muy tuya. Transmitir que tu decisión eres tú, con tus virtudes y defectos, y que tú no serías tú sin decisiones como esa. Necesitas conseguir que te valoren tanto por lo que pretendes hacer como por tu forma de explicárselo a los tuyos. Esto sería Carisma.
- Conmovedora. Necesitas dominar la comunicación emocional para contagiar tu ilusión, satisfacción por la decisión que has tomado y lo cachondo/a que te pone empezar esto. Esto sería conmover.
- Sólida. Tu decisión y tú puede que recibáis críticas justas, injustas, exageradas, generar desconfianza, envidia o recelo. Más te vale saber lidiar con miradas poco generosas, chantajes, burlas y frases despectivas sobre tu irresponsabilidad, temeridad o lo flipada o flipado que estés. Necesitas argumentar con inteligencia, adaptar tus mensajes para persuadir y (negociar) llegar a algunos acuerdos que no te entorpezcan tus decisiones. Esto sería convencer.
Como ves, esto ya no es mezclar churras con meninas. Esto, amiga o amigo emprendedor de tu propia vida, tiene que ver con tu capacidad de seducción personal, tu decisión y tu mensaje. Esto te va a servir para poder hacer lo que quieras e incluso para ganarte el apoyo de los tuyos.
¿Interesado? ¡Pues empecemos a seducir!
Cómo plantear la temida conversación para que todo salga lo mejor posible
1. Diseña una presentación
Un PowerPoint, un Word profesional.
Cuanto más compleja tu decisión, mejor tendrás que presentarla. Y cuanto mejor la presentes, más creíble y convincente resultará.
¿Y esto por qué es necesario si mis padres no son “mis clientes”?
Error. Tus padres son “los clientes” a los que quieres seducir en este momento de tu vida. Si eres capaz de seducirlos a ellos es más fácil que seduzcas a los demás. O dicho de otro modo, ¿cómo estás tan segura/o de que vas a triunfar si no eres capaz de seducir a las personas que más te quieren?
Así que con esta presentación estás demostrando:
- Que esto no es una ocurrencia de un fin de semana inspirado, sino un plan serio y trabajado
- Que tus padres merecen tu respeto, y que valoras su atención y opinión
- Que te gusta explicar tu decisión, y que estás dispuesto a mejorarla con sus sugerencias
Tus padres, como cualquier otra persona, necesitan sentir que te los tomas en serio.
2. Elige el momento adecuado
Ni tú ni yo estamos siempre igual de receptivos ante cualquier propuesta. Tenemos momentos o épocas distintas y, ante la misma noticia no reaccionamos igual un día que otro.
Antes de soltarle a tu madre que vas a dejar el negocio familiar, interésate por cómo le va, qué ha hecho hoy y observa que no está en un día poco receptivo.
Uno de los principios básicos que enseño para seducir es que para hacértelo fácil, házselo fácil.
O dicho de otro modo:
- Si a tu madre le ha tocado la lotería: es buen momento
- Si la grúa se acaba de llevar su coche: es mal momento
Simple pero efectivo.
3. Sé creíble
Ser creíble es ser convincente. Y para resultarlo, tu decisión tiene que cumplir varios requisitos.
En primer lugar, tus plazos deben ser realistas.
Tanto a la hora de empezar a ejecutar la decisión, como de predecir tus futuros ingresos: no te pases de optimista.
Quizá sepas que ahora mismo la cocina con caracoles en New York está creciendo como la espuma y tú lo tienes clarísimo. Pero decirle a tu padre lo siguiente no te llevará muy lejos:
“Papá, he dejado el trabajo en el hospital para montar un negocio de compra-venta de caracoles con el que me voy a forrar. Por favor, acompáñame al banco, que voy a hipotecar la casa para comprarme un Ferrari.”
Transmite confianza, pero tampoco te pases aunque tengas datos muy prometedores. Recuerda que es probable que ellos no sepan tanto del tema, y la humildad es algo muy bien visto.
Además de eso, tu decisión debe resultar carismática o distinta a otras, pero no “grotescamente alejada del mercado”.
Y para conseguirlo, nada como mostrar algunos ejemplos de gente que ha tomado decisiones parecidas y les ha ido bien. Insisto: parecidas, no iguales. La igualdad es incompatible con el carisma.
Un buen ejemplo sería decirles a tus padres algo así:
“Tras meditarlo mucho, hacer cálculos e informarme a través de muchas fuentes, he tomado una decisión: voy a dejar mi puesto en el banco para empezar una empresa de consultoría en distribución de farmacia. Creo que me puede ir muy bien porque conozco el sector, hay comerciales de distribución de productos farmacéuticos y mi propuesta implica muy poca inversión inicial por mi parte y mucho ahorro para los farmacéuticos. He hecho un estudio y les ofrecería tal, tal y tal (bien desarrollado, con detalles, estudios y cifras). La consultoría de distribución de productos está funcionando en otros sectores, y por lo que he estado hablando con algunos amigos farmacéuticos, también podría tener mucho éxito en su sector.”
Por último, tu decisión no debe implicar un cambio radical en tu estilo de vida, o sonará poco creíble.
Si actualmente trabajas 40 horas a la semana y le cuentas a tu familia que vas a dejar tu empleo para empezar un proyecto al que tienes que dedicarle 15 horas al día, fines de semana incluidos, es normal que duden de ti.
Por eso, asegúrate de que tu plan no incluye cambios de sueño repentinos ni una dedicación enfermiza, y explica que en tu “nueva vida” también existirán los momentos de distensión y diversión. Y por supuesto, que seguirás teniendo tiempo para los tuyos.
4. Demuestra que tu decisión es buena para el mundo
Es más fácil que tus padres acepten tu decisión si es algo que va a hacer del mundo un lugar mejor, ya que de esta manera podrán sentirse orgullosos cuando le expliquen a su entorno a qué te dedicas.
Un buen ejemplo sería Vivir al Máximo, que ayuda a miles de personas a mejorar sus vidas. ¿Quién no querría tener un hijo que se ganase el pan haciendo algo así?
Por el contrario (y dejadme que vuelva a mis encantadores ejemplos terribles), no esperes el mismo apoyo si tu nueva vida pasa por esclavizar niñas y niños para fabricar uranio enriquecido.
Tus padres te han educado y en cierto modo te consideran “su obra”, y no entenderán una decisión que sea incompatible con sus valores. De ahí que todo aquello susceptible de sonar ilegal vaya a recibir un clamoroso “no” por su parte.
5. Demuestra que tu decisión es buena para ti
Tu padre y tu madre quieren lo mejor para ti, y si creen que tu decisión puede poner en riesgo tu salud o tu futuro se van a oponer a ella.
Por muy persuasivo que seas, habrá veces que en que te sea imposible convencerles de que Tailandia no es tan peligroso como piensan o de que el blog que acabas de empezar algún día será un negocio próspero y lucrativo. Sin embargo, siempre podrás apelar a las necesidades que tienes como ser humano.
La primera de esas necesidades es la de sentirte libre y dueño de tu vida.
Independientemente de los futuros resultados que conllevará tu decisión, tú necesitas sentirte comprometido contigo mismo, responsable de las cosas que te suceden y sobre todo auto-eficaz. O lo que es lo mismo: capaz de resolverte la vida y de, como dice mi compañero Javier Santoro, reducir la distancia entre lo que eres y lo que quieres ser.
Ya sólo por eso estás demostrando que es bueno que lleves a cabo tus planes, y así deberían entenderlo.
La segunda necesidad básica es el derecho a intentar cumplir tus sueños.
Hacer lo que pretendes hacer significa cumplir un sueño—quizá el más grande de tu vida, y eso te va a hacer profundamente feliz.
¡Quieres ser feliz, joder! Estás a punto de lograrlo y sólo le pides su aceptación.
En caso de que te encuentras con frases ¿¿??, defiende la legitimidad de que tus sueños sean diferentes a los suyos, y de poder disfrutar de esas diferencias sin etiquetar unos caminos como mejores o peores que otros.
La tercera y última necesidad es el poder recordarte con una sonrisa satisfecha, algo que para mí es muy importante. Y de esto te hablo en primera persona.
Echando un vistazo atrás, me enorgullezco mucho a nivel personal de haber dado pasos hacia adelante y de haberme desvinculado de aquellas personas que me entorpecían el camino. Gracias a eso, hoy en día puedo recordarme con una sonrisa tierna y agradecido por ser como soy.
6. Demuestra que tu decisión es buena para tus padres
Como acabamos de ver, tus padres quieren lo mejor para ti… pero también quieren lo mejor para ellos, como cualquier ser humano. Por eso, si eres capaz de convencerles de que tu decisión os va a beneficiar a ambos, tendrás más probabilidades de que te apoyen.
Si tu cambio de vida va reportarte mayores ingresos, explícales que tu mejora económica es también su mejora económica, y que esos euros de más les van a repercutir positivamente en forma de viajes, ayudas, regalos o invitaciones.
Precisamente, una de tus motivaciones puede ser el devolverles aquellos caprichos que te han dado durante tu vida. ¿Por qué no apelar en ese caso a lo mucho que te apetece devolverles esos momentos de alegría?
Yo siempre recordaré el día que mis padres me compraron las Nike Air Jordan. Valían un pastón, pero sabían que soñaba con ellas. Años después, cuando navegaba por el mundo como pianista, pude comprarle a mi padre el primer regalo serio de mi vida. Fue en Nápoles. Me gasté unos mil euros de la época en una preciosa guitarra de jazz. Cuando mi padre la vio, se quedó un minuto paralizado sin poder hablar. Sólo la miraba anonadado con los ojos llorosos.
Es un momento que ninguno de los dos olvidaremos jamás, y te aseguro que aquel día no hizo ningún comentario sobre mi decisión de recorrer el mundo en un barco como pianista.
Además de mencionar el aspecto económico, háblales a tus padres de cómo tu cambio de vida va a mejorar vuestra relación.
Por ejemplo, si vas a disfrutar de más tiempo libre, explícales que ahora podrás pasar más tardes con ellos y hacer más cosas juntos.
Y si tu decisión implica viajar o alejarte de esas personas temporalmente, haz hincapié en cómo eso va a beneficiarles.
Tus nuevas ciudades serán también sus ciudades, así que pueden venir a visitarte cuando quieran, y las nuevas formas de comunicación como Skype os permitirán hablar desde cualquier parte del mundo. Pero sobre todo, el tiempo que paséis juntos será de mucha mayor calidad.
Cuando estuve en el famoso barco de cruceros, siempre que atracábamos en Barcelona mis padres y yo pasábamos un sábado increíble. Les contaba anécdotas de mis viajes, les hablaba de los personajes que convivían conmigo y de las distintas ciudades que iba conociendo, ¿y sabes qué? ¡Se les caía la baba! Las horas se nos hacían minutos y los minutos segundos.
Recuerdo las ganas que tenía de que llegara el sábado para reencontrarme con ellos, de invitarlos a comer, presentarles a la nueva bailarina con la que compartía cama esa semana…
Sí, pasaba menos tiempo con ellos, pero nuestro sábado era intenso, cálido, emocional, memorable y vinculante. Hablé más y mejor con mis padres que los anteriores 20 años de nuestras vidas. Y por si no os te quedado claro, te invito a que releas lo que acabo de escribir. ¡Deseaba que llegara el sábado para compartir con mis padres intimidades, historias, deseos y anhelos! Pues créeme: si para mí fue positivo, para ellos lo fue tres veces más. Padres e hijo nos disfrutamos como nunca lo habíamos hecho.
Por último, no dejes de recordarles a tus progenitores que tu felicidad es su felicidad.
Apela a su empatía y haz que se pongan en tu piel. Que entiendan cómo te sientes y lo ilusionado que estás con tu decisión.
Necesitas saber que os entendéis, y que igual que tú puedes notar su preocupación por ti, ellos son capaces de saborear la excitación que corre por tus venas.
Lo que estás a punto de hacer te hace muy feliz, y si te quieren de verdad deben permitir que lleves a cabo un sueño.
Herramientas de resolución de conflictos
Incluso si sigues todas pautas que te acabo de dar y le comunicas a tus padres tu decisión de la mejor manera posible, lo más probable es que la conversación no sea un camino de rosas y te encuentres con varias negativas.
Por eso, voy a ofrecerte una minúscula parte del surtido de herramientas que enseño para gestionar mejor el conflicto e ir solucionando esas trabas argumentales, de forma que, por sí mismas, vayan suministrando intensidad en las 3 C’s: carisma, conmover y convencer.
1. Ponte en mi piel
Esta herramienta consiste en apelar a la empatía que tus padres tienen contigo, haciendo que se pongan en tu situación vital y emocional, y pidiéndoles que intenten sentirse como tú te sientes en este momento: tienes un sueño y crees que sabes cómo cumplirlo, pero tus progenitores te lo están impidiendo, te están amenazando o simplemente están poniendo una clamorosa cara de decepción que sabe que te afecta emocionalmente.
Ejemplo:
“Ponte en mi piel, mamá. Si creyeras que puedes cambiar tu vida a mejor y ser más feliz, pero vieras que tu madre está intentando elegir por ti (quizá por sus miedos) y tratándote como alguien que no tiene derecho a equivocarse, ¿qué harías? ¿Le harías caso o intentarías demostrarle que está equivocada?”
Tu madre lo tiene difícil para seguir en sus trece. Y además, estás demostrando que tienes en cuenta sus sentimientos, pero que aún así vas a seguir con tu plan porque estás convencido de que conseguirás hacerle cambiar de opinión en el futuro.
2. Etiqueta
Esta herramienta consiste en presuponer o afirmar un adjetivo o atributo positivo a la otra persona, para que, por congruencia, se vea obligada a aceptar la propuesta que vas a hacerle (o al menos a no ponértelo difícil).
Ejemplo #1:
– Tú eres una persona comprensiva y que me quiere. Y si me quieres, entonces quieres lo mejor para mí, ¿verdad?
– Sí.
– Pues entonces tienes que ser coherente y apoyar mi decisión.
Ejemplo #2:
– Tú quieres que yo sea feliz, ¿verdad? ¿Quieres que te recuerde como alguien que me animó a perseguir mis sueños o quieres te recuerde como alguien que se interpuso en mi camino?
Creo que no hace falta que sigamos 🙂
Y que quede claro: no estás manipulando, estás persuadiendo. ¿Por qué? Porque en ningún caso estás ocultando tus verdaderos intereses.
3. Me gustarías más
Cuando una conducta no nos gusta, solemos quejarnos y recriminárselo a la otra persona, que al sentirse atacada agrede más, reforzando su conducta.
Por ejemplo, imagínate esta conversación, tan común en cualquier familia:
– Eres un irresponsable si hablas en serio, hijo. ¿Quieres dejar de decir estupideces? ¿Cómo vas a querer dejar el trabajo para montar “un negocio online”? ¡Mira que eres tonto!
– El tonto eres tú papá. Eres tonto y corto. Que no te enteras de lo que está pasando en el mundo.
– ¡A mí no me llames tonto que soy tu padre! ¡Yo me entero más que tú que tengo más años! ¡Cállate y vete a tu cuarto!
Como ves, cuando nos atacan respondemos, y eso hace que nos ataquen con todavía más virulencia.
Pero al final no se resuelve nada.
La herramienta “me gustarías más” sirve para evitar este tipo de situaciones, y consiste en enumerar lo “positivo” –a veces haciendo un ejercicio de interpretación generosa– de la actitud que están teniendo con nosotros, y añadir que “nos gustaría más” (“estaríamos más cómodos”, esta conversación sería menos violenta”) si esa persona demostrara el atributo positivo que requiere la conducta que deseamos.
Veamos como la aplicaríamos en la conversación anterior:
– Eres un irresponsable si hablas en serio, hijo. ¿Quieres dejar de decir estupideces? ¿Cómo vas a querer dejar el trabajo para montar “un negocio online”? ¡Mira que eres tonto!
– Papá. Te agradezco que te preocupes por mí, pero me sentiría más cómodo si me hablaras con más respeto y abrieras un poco la mente, aunque te haya sorprendido la propuesta.
Inevitablemente, vamos a conseguir desinflar su actitud negativa y que se replantee su postura, evitando de esta manera un combate verbal que no va a llevarnos a ninguna parte.
***
Te invito a que mastiques y rumies cada una de estas herramientas.
Hazlas tuyas con tu estilo y palabras, detecta situaciones de conflicto, y empieza a ponerlas en práctica.
¡Créeme! Son muy eficaces.
Conclusiones
A lo largo de este artículo te he explicado por qué es importante seducir a tus seres queridos con tus decisiones, he compartido contigo mis mejores consejos para conseguirlo y te he dado tres poderosas herramientas por si las cosas se tuercen cuando les cuentes lo que quieres hacer.
Soy consciente de que el reto al que te vas a enfrentar no es fácil, pero déjame decirte algo: yo he estado muchas veces en tu situación. Es más, ¡diría incluso que no he salido nunca de ella! Pero, reconociendo mis limitaciones, siempre me he caído bien, he sabido valorar mis éxitos y he llevado a cabo mis planes.
Sé perfectamente lo que es un conflicto con “el otro”—en este caso con mis padres. Sin embargo, he aprendido a vivirlo como una oportunidad de seducirlos, e incluso de re-seducirlos. Además, si algo tengo claro a mis casi 40 años, es que hay conflictos inevitables, y el que a veces tus progenitores no estén de acuerdo con tus planes de vida es uno de ellos.
Me despido con 3 mensajes:
- Sedúcete a ti mismo para seducir a los demás, porque ellos quieren ser seducidos, conmovidos y convencidos.
- Tus padres no son “tus padres”. Son un hombre y una mujer que no nacieron juntos. Son dos personas distintas una de otra. Por tanto, no los trates como “tus padres”. Trátalos como dos personas inteligentes que necesitan ser seducidos para aceptar una propuesta, exactamente igual que el resto de seres humanos.
- Disfruta de tus decisiones. Son tuyas y sólo a ti te pertenecen.
Y si necesitas ayuda tanto para seducirte a ti como o a los demás, ya sabes dónde encontrarme.
Siempre tuyo,
Egoh.-
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